La persona con la que más tiempo pasas, la que mejor
conoces, con la que más hablas ¿Quién es? No es ni nuestra madre, ni
nuestro padre, ni ningún otro amigo o conocido, esa persona eres tú mismo.
Aunque esto es cierto también lo es que aunque tenemos una
imagen de cómo somos esta imagen a veces está sólo en nuestra mente porque a
menos que tengamos un espejo a mano, la mayor parte del tiempo no podemos ver
nuestra propia cara.
Los artistas de toda época han gustado de retratarse a sí
mismos, y a los cuadros con esta temática se les llama autorretratos.
Para autorretratarse en principio hace falta un espejo,
sobre todo si se quiere hacer de forma realista, pero también hay otras maneras
de plasmar cómo uno es y para estas otras maneras el espejo no es
imprescindible.
Os ilustraré lo que quiero decir con algunas muestras de
autorretratos muy diferentes unos de otros.
Alberto
Durero se hizo varios autorretratos en un estilo muy realista, con una mirada
que se fija directamente en los ojos del espectador, como la mirada de quien se
mira en un espejo. La expresión de su rostro es neutra, no deja traslucir emoción alguna.
En
cambio éste retrato de Coubert, aunque conserva el realismo en su estilo, es
mucho más expresivo pues su cara deja
traslucir una emoción intensa que a mí modo de ver es una mezcla de asombro y
temor.
Frida
Kahlo se hizo unos cuantos autorretratos en su vida, en el de la izquierda ha
escrito cuando se hizo el retrato y donde estaba, en el de la derecha se ha
rodeado de múltiples elementos que nos dan pistas sobre su personalidad.
Cuando
un objeto o animal se utilizan para representar algo más que ellos mismos, como
en este caso, se convierten en símbolos. Podríamos decir que éste autorretrato
es simbolista o simbólico.
En
este autorretrato Lucien Freud puso el espejo muy por debajo del nivel de su cara y por
esto parece que le estamos viendo desde abajo, y hasta se puede ver el techo de la
habitación.
Fijáos en los niños que hay en primer plano mirándonos, parecen estar en un museo donde el cuadro con el retrato está colgado y
que, debido a la pequeñez de las figuras infantiles, nos parece enorme.
A
continuación unos ejemplos donde queda claro que a los artistas autorretratados no les preocupaba nada salir favorecidos
En
los siguientes, el rostro parece esconderse dentro de las líneas y los colores
que nos obliga a hacer una labor casi detectivesca para reconocer a la persona
que se esconde detrás de la máscara.
Hay
mujeres artistas que también se han autorretratado aunque sus obras sean menos conocidas.
Este
autorretrato de Tamara de Lempika que rezuma glamour es todo un manifiesto
sobre su forma de vida.
Y para acabar ¡también se pueden hacer autorretratos en
Collage!
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